En la Feria Nacional de Zacatecas 2025, uno de los murales más llamativos es el de Diego Leija, un creador que combina el tatuaje, la pintura, la escultura y el muralismo como parte de un camino artístico que lo ha llevado de los barrios a los muros más visibles de la ciudad.

Sobre el proceso que lo llevó a ser seleccionado, Leija comparte: “Cada año la FENAZA lanza una convocatoria vía Facebook… ya tenía hecho un boceto previo porque había participado antes en el diseño del cartel. Lo terminé en digital el último día y por poco no lo entrego, pero al final salió todo bien. Unos días después me hablaron por teléfono, me citaron y nos enseñaron las opciones de muro que había. A mí me latió un buen el muro grande al lado de las escaleras que llevan al multiforo… me gustó el tamaño y la exposición del muro, y cuando me dieron luz verde supe que era el lugar perfecto”

Además de muralista, Diego es tatuador y uno de los tres administradores del colectivo Casa 3, un espacio donde el tatuaje y el arte conviven en comunidad: “Tengo mi estudio de tatuajes, hago obra y la expongo y vendo, tengo una marca de ropa guiada al calligraffiti y también hago comisiones de murales, o hay maestros artistas que me contratan para ayudarles en sus proyectos”.

Su camino, sin embargo, no ha sido sencillo: “Ha sido un camino muy chido, pero también he tenido temporadas difíciles… sobre todo en 2023, que no me sonrió mucho en cuestión de trabajo. Pero decidí aferrarme, mejorar mi talento y no quitar el dedo del renglón. Hoy estoy cosechando los frutos que empecé a soñar hace 9 años atrás”.

El mural que pintó para la feria está cargado de símbolos que combinan lo personal con lo colectivo: “El caballo representa la furia y la juventud, la necesidad de aprender a domar nuestras emociones. El toro es la humildad y la paciencia para alcanzar mis metas. El huichol lleva flores de cempasúchil como un recordatorio de los muertos y desaparecidos que cargamos en la memoria. Y el meteorológico es una parte personal, una referencia a mi infancia: esa casa de techo rojo que siempre me decía dónde estaba mi hogar”.

La obra también dialoga con su entorno: “En este mural no había un pajarito, pero en la mañana que iba a pintar siempre había un par de ellos viéndome trabajar, por eso los agregué. También llovió algunos días y la pintura fresca se deslavó un poco, entonces decidí poner pintura chorreada representando a la lluvia”.

Ver el resultado en un espacio tan concurrido lo ha marcado: “Es el primer muro grande que hago solo como proyecto propio, y me ha llenado mucho que mis amigos y la gente se tomen fotos y me las manden. Antes se me ignoraba y ahora ya se me reconoce, incluso colegas y gente de la feria me felicitaron. Eso me da un buen de satisfacción”.

Su visión del arte es clara y contundente: “El arte es una inversión, no un gasto. El arte sana el alma de las personas y nos hace mejorar como sociedad. El arte necesita a la gente y la gente necesita el arte, no solo en un museo, también en los espacios públicos”.


Actualmente prepara dos exposiciones personales: una de arte abstracto rumbo al calligraffiti, con temática de mantras y ansiedad, que planea presentar en el Museo Manuel Felguérez en 2026; y otra de corte figurativo sobre la violencia y las estructuras sociales en Zacatecas, pensada para el Ex Templo de San Agustín ese mismo año. Además, proyecta realizar múltiples murales como parte de una exposición urbana y nómada que le tomará al menos dos años.

📲 Puedes seguir su trabajo en:

@apse.art (obra y procesos creativos)

@diegoleija_tattoo (portafolio de tatuaje)


Con obras que cruzan la frontera entre lo íntimo y lo social, Diego Leija demuestra que el arte zacatecano late con fuerza, resiliencia y una voz que busca dejar huella

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