En las últimas semanas, se ha observado un aumento en la infestación de chinches en la Ciudad de México y Francia. Estos insectos, conocidos por ser pequeños, ovalados, sin alas y ectoparásitos, están causando preocupación en la población. A pesar de su apariencia inofensiva, las chinches pueden ser un problema para la salud y el bienestar humano.
Existen dos especies comunes de chinches que afectan a los humanos: Cimex lectularius y Cimex hemipterus, y su distribución se superpone en diferentes regiones. Aunque en las décadas pasadas estas plagas casi desaparecieron gracias al uso de insecticidas, en la actualidad han desarrollado resistencia y se están propagando nuevamente.
Las chinches no residen en sus huéspedes, pero se refugian cerca de ellos, generalmente en áreas donde la persona descansa por la noche, como camas y sofás. Salen por la noche atraídas por la temperatura corporal y el dióxido de carbono que emite el huésped y se alimentan de su sangre, dejando picaduras que pueden causar picazón e irritación.
Aunque las chinches de cama no transmiten enfermedades a los humanos, pueden causar problemas de salud indirectos, como infecciones en la piel, nerviosismo, depresión, letargo y anemia por deficiencia de hierro en casos crónicos de infestación.
Para eliminar estas plagas, se recomienda una combinación de métodos, como la contratación de profesionales de control de plagas, la aspiración de las áreas infestadas, el sellado de agujeros en las paredes y el uso de insecticidas de uso doméstico en colchones y muebles. Es importante inspeccionar regularmente áreas propensas a infestaciones, como camas, sofás y muebles.
La concentración de personas en lugares como escuelas y transporte público, junto con el calor y la movilidad, puede facilitar la propagación de las chinches. Aunque son una molestia, es fundamental recordar que no representan un peligro mayor, pero es esencial tomar medidas adecuadas para controlar y prevenir su presencia en el hogar y otros lugares de descanso.
